domingo, 20 de abril de 2014

EL EPISODIO DE VILLASANGRE o VILLA DE SANGRE EN TOMARES


Tomares, tras la presencia romana sufrió al igual que otras villas sevillanas las invasiones bárbaras. Los vándalos llegan y atacan la ciudad en el 422. Durante su estancia de pocos años arrasan un zona de Tomares caracterizada por sugran riqueza y pasan a cuchillo a todos sus habitantes. De ahí el apelativo que esta zona siempre quedó en la memoria: Villasangre, posteriormente denominado barrio de Peralta, zona que en la localidad va desde la plaza Príncipe de Asturias hasta la plaza del monumento a El Bombita. Tras la presencia vándala, vendrá otro pueblo federado de los romanos: los visigodos, que estarán 200 años hasta la llegada de los musulmanes.

Los Vándalos que llegan a Sevilla son los Vándalos Asdingos que en esa tercera década del siglo V establecerán un reino con capital en Sevilla. Su Rey Gunderico profanó la basílica de Sevilla que custodiaba las reliquias de San Vicente Mártir, uno de los templos cristianos más antiguos de Sevilla junto con los de Santa Jerusalén y Santas Justa y Rufina. Al respecto existe una leyenda del Rey Gunderico. 
Imagen de Conoce Ayapueca

Estos bárbaros, como hemos comentado, provocarán notables destrozos en el rico tejido urbano de la ciudad levantado por los romanos durante sus siete siglos de permanencia. Los vándalos se instalan en campamentos provisionales llamados Vandalen haus, palabra que da origen a Vandalaus, luego Andalaus y finalmente Andalucía.[2] Especialmente cuando éstos pasaron al Norte de África en el 429,  donde identificaron a este pueblo como procedente del sur de la península.  
Imagen de EcuRed
Los Vándalos entonces pasaron en la primavera del 429 a África[3] no dejando nada positivo, ni siquiera el nombre de Andalucía como se ha afirmado (ver "los tres posibles orígenes del nombre de Andalucia"). El motivo de su salida parece ser la necesidad de alimentar a sus 80.000 hombres que era mayor en el norte de África.

viernes, 11 de abril de 2014

EL ARROYO LAS FUENTES EN EL OLIVAR DEL ZAUDÍN

El intermitente cauce del arroyo Las Fuentes
Imagen de parquezaudin.tomares.es
En las cerca de 45 hectáreas de terreno que tiene el olivar del Zaudín (X son de Tomares en su parte norte paralela a la calle Rosa Luxemburgo discurre el histórico arroyo Las Fuentes alimentando en su curso cuatro pequeñas lagunas humedales. Este cauce alimentado por aguas procedentes del acuífero de Espartinas discurre de noroeste a sureste forma junto con la Fuente de la Mascareta los dos cursos fluviales que atraviesan Tomares desembocando sus aguas en el Guadalquivir. Con un cauce poco profundo el caudal de ambas pese a ser bajo e irregular no se agota nunca.
Una de las lagunas del Zaudín
Imagen de Arquitectura y Paisaje en Youtube
El arroyo Las Fuentes en la estación seca casi desaparece pudiendo cruzarse a pie. En su curso atraviesa una serie de lagunas que reciben agua no solo del arroyo sino también de las escorrentías de las lomas en pendientes que se sitúan en sus márgenes y de las descargas de aguas pluviales de las urbanizaciones situadas al norte del arroyo. Tienen una gran importancia ecológica por la diversidad faunística y floral. Gran cantidad de especies vegetales de ribera arbóreas como el álamo blanco, el fresno o el sauce y especies animales como murciélagos, ranas, garzas o culebras.
Historia del arroyo
Para conocer el origen del arroyo hay que contextualizarlo en la evolución geológica que todo el territorio del Aljarafe y el Guadalquivir han tenido en los últimos millones de años.

En la era Terciaria lo que es ahora el rio Guadalquivir empezó siendo un brazo de mar que conectaba el océano Atlántico con el mar Mediterráneo. Durante la orogenia Alpina una enorme falla dio como resultado una depresión  entre la cordillera Penibética y Sierra Morena. Hubo que esperar al levantamiento de  la cordillera Subbética para que se cerrara  el brazo de mar en su parte oriental a la altura de las Sierras de Cazorla y Segura.
Se inicia a parrtir de entonces un proceso de sedimentación y colmatación de toda la depresión y de modo que hacia el 3500 a.C. el ya rio Guadalquivir antes de desembocar a la altura de Coria del Río. formaba un extenso lago o estuario denominado Lacus Licustinus. La propia capital sevillana constituía un pequeño islote de este lago que sería ocupado por los fenicios a comienzos del primer milenio antes de Cristo para fundar una factoría comercial que denominarían Spal.
Mientras la margen derecha del lago quedaba a salvo de las aguas gracias a la cornisa del Aljarafe lo que fue aprovechado como un seguro lugar de asentamiento en época neolítica. Ejemplos como el del Carambolo o en el mismo Tomares hay registros en la zona del Zaudín que aprovechan los manantiales que desembocan en la vertiente oriental del Aljarafe en el escarpe que pone en contacto la comarca con la vega del Guadalquivir.
Arroyos como el de Las Fuentes en época romana tenían más caudal que en la actualidad y por tanto más importancia humana. Este hecho explica que se hayan descubierto en sus proximidades una antigua villa romana (Talca de Tosa) y recientemente una gran cantidad de monedas de bronce.


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jueves, 3 de abril de 2014

EL TREN PASÓ POR TOMARES EN EL SIGLO XX


Embarcadero en San Juan de Aznalfarache
Foto: autor desconocido/fondo Emilio Romero

Locomotora "El Teuler" de 7 m de ancho fabricada en 1911
Fotografía de Ferran Llauradó
Sabemos que desde mediados del siglo XIX la vecina localidad de San Juan de Aznalfarache llegaría a convertirse en el principal centro industrial y de  servicios del Aljarafe. Este desarrollo económico y crecimiento demográfico fué una de las causas que explican la segregación de San Juan del municipio de Tomares.
Muy relacionado con ello y en el contexto de la segunda revolución industrial surgen en muchos puntos de España a finales de siglo XIX explotaciones mineras como la de Riotinto paralelas a instalaciones ferroviarias para transportar el mineral. En la también localidad onubense de Cala, en lo que era una pequeña villa agrícola a comienzos del siglo XIX, una compañía portuguesa a finales de siglo empezó a explotar el cobre de sus minas, aunque detrás existía un importantísimo filón de hierro. Sin embargo el coste de su transporte hizo inviable su explotación.
Las minas, aunque se remontan a época romana, tuvieron su época de esplendor en el siglo XX. Tras la compañía portuguesa fueron ingleses quienes compraron los derechos de explotación con la "The Cala Mines Syndicate". Pero habrían de ser los vascos a comienzos del siglo XX los que solucionasen el problema del transporte con la audaz construcción de un ferrocarril.
Empresarios vizcaínos liderados por el Conde de Rodas constituirán la "S. A. Minas de Cala". La puesta en marcha de la línea tendrá lugar en 1905 y permitió en los siguientes años transportar una media de unos 200 Tm de mineral de hierro. Aunque la explotación de la mina por parte de esta compañía finalizaría en 1933 el recorrido llegó a estar en servicio hasta el año 1960.
La construcción del ferrocarril costó más de 100.000 pesetas de la época por kilómetro y llegó a contar al margen de vagones de carga y de pasajeros con 5 locomotoras grandes.

El trazado de la línea ferroviaria, de unos 100 kms., se realizó a desde la localidad de Cala hasta San Juan de Aznalfarache en un recorrido que aprovechaba el curso del Rivera de Huelva hasta su desembocadura en el Guadalquivir en las inmediaciones de La Algaba. A partir de ahí el recorrido seguía la margen derecha del río hasta la localidad de San Juan de Aznalfarache, donde se encontraba el puerto fluvial para descarga del mineral. Por entonces no existía la actual corta de la Cartuja y el río hacía un recodo en San Juan con dirección al actual puente de las Delicias en Sevilla. Por tanto parte del recorrido de la vía férrea por tanto transcurría por el término de nuestra localidad de Tomares entre el barrio de Camino Viejo y el actual polígono el Manchón (imagen a la izquierda).
La actual Avenida de Cala en Tomares
Imagen de elaboración propia

VILLAS ROMANAS EN TOMARES

Esquema de una villa romana idealizada
Imagen de jesusmaría.net
La llegada de los romanos al valle del Guadalquivir tras el enfrentamiento y victoria con los cartagineses en el 206 a. de C. tuvo como primera consecuencia la fundación de la ciudad de Itálica con el fin de asentar a los soldados protagonistas de la victoria, asegurar el control del territorio y empezar el proceso de romanización.
Un siglo más tarde se aprecian las primeras transformaciones en el territorio que se manifiestan en la aplicación del sistema de villas. Pero ¿qué entendemos por villa romana?
Una villa en el sentido romano del término puede tener varias acepciones. Puede ser el edificio correspondiente a un lote de tierra, el lote en sí mismo, o  ambas cosas conjuntamente. Tenemos el concepto idealizado de villa como una propiedad grande y lujosa, pero también puede tratarse de pequeños y humildes centros de explotación agropecuaria, incluso hasta una simple cabaña que posea un lote de tierras para su explotación. Por tanto hay diversidad en el  oncepto y significado de villa: casa de campo, propiedad rural o quinta, granja, residencia fuera de la ciudad… Podemos concluir que la villa romana fue una explotación agrícola fuera de la ciudad (municipium) que consta de un fundus y de residencia familiar.
Normalmente a mayor extensión de la ciudad romana, existe un incremento de villas en los alrededores de su territorio. En este caso, la actual área que comprende el término municipal de Tomares se encontraba junto a las ciudades romanas de Hispalis, Itálica y Osset (San Juan de Aznalfarache).
En relación con el análisis del poblamiento en nuestra zona podemos afirmar que la principal característica de esta primera época fue la gran dispersión por el territorio. Hubo que esperar a las guerras civiles del siglo I para que tuviera lugar el reparto y organización del campo a la romana, situación que se incrementaría con el Imperio y la Pax Augusta.
El siglo I d. C. pues representó la madurez del sistema de explotación agrícola basado en las villas, cuya mayor parte llegaron a tener continuidad al menos hasta el siglo IV d. C.

Estudios arqueológicos atestiguan que la implantación de estas villas en Tomares arranca desde el siglo I en los sitios arqueológicos denominados:
- Talca de Tosa, catalogado como una villa agrícola de nivel medio. Situada en propia zona de Aljamar, en torno al ambulatorio actual y la barriada Mascareta
- El Carmen, ubicado en torno a la hacienda moderna del mismo nombre. Considerada como una explotación económica tipo granja
- Tomares-Casco urbano, los hallazgos permiten apuntar hacia la existencia de una villa romana de cierta entidad y lujo. Destaca la existencia de aguas subterráneas en torno a la c/ La Fuente, lo cual pudo constituir nodo de focalización del poblamiento y la razón de ser de esta villa. Podríamos localizarla en torno a la actual iglesia y plaza de la Constitución de Tomares, posteriormente como Zaudín Bajo.
- Zaudin (Alto), villa de nivel medio-alto. Es el denominado posteriormente como Zaudín Alto que correspondería la zona próxima a lo que actualmente es el campo de golf del club Zaudín - Aljamar, yacimiento situado en las lomas al N de la Estacada del Pozo.

En el siglo II se suman las villas de
- La Venta o Venta Mascareta. En un lugar a la entrada desde Bormujos, en lo que se denomina Valdovina.
- Santa Eufemia, considerada una explotación agrícola de lujo. Arranca desde el siglo II d. C., perpetuándose en el tiempo hasta llegar al mundo andalusí como alquería.